domingo, mayo 04, 2008

Tiempos. Fugaces y voraces.


Fruto de la continua experiencia humana, el arte en su condición más clásica, como es la pintura, ha sufrido en los siglos que nos preceden un cambio de una importancia tal que casi hacen imposible reconocer los mismos trazos de manos humanas sobre los lienzos. No me gusta ser esos que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque es imposible mantener ese criterio, pero no es menos cierto que estamos inmersos en un ritmo que un día de estos nos percataremos de que la traslación terrestre es distinta en los países occidentales o "desarrollados" a las largas mañanas de tedio del África Subsahariana.







¿Deshumanización?. Sí.


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