jueves, julio 03, 2008

Sebastián, sin corbata.



Ministro. Sin corbata. ¿Elegante?. Correcto. La corbata hace mucho tiempo que se ha convertido en un elemento caduco, absurdo, fruto de otras épocas y generadores de profundas tensiones que convierten a sus poseedores en personas con mayores dificultades respiratorias, lo que genera un indudable estilo. La seguridad que genera es un icono de nuestra debilidad. No hay nada como ir con el cuello libre. Os animo, amigos míos, a eliminar ese vestigio de vuestros vestuarios. Al menos, en estos meses.



Justo en este momento estoy oyendo en la Ser a un fabricante de corbatas indignado. Es curioso. Money moves the world.

Free your neck.

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