viernes, abril 11, 2008

La planta onceava


Mensaje original remitido por un empleado a sus compañeros más
allegados:

"¿Os habeis fijado en un detalle de esta empresa? No hay, en los puestos que llamamos "de andar por casa", ningún compañero que supere los 45 años de edad. En algunos altos cargos si que podemos sospechar que los haya. Fijaos en los directores territoriales y en Gerencia. El resto somos todos relativamente jóvenes. ¿Que pasa cuando llevas 15 años en la empresa?

Y otra cuestión. ¿Por que la gente parece envejecer tán pronto en esta empresa? ¿Veis a mis compañeros más veteranos? No tienen cinco o diez años más que yo y parecen viejos carcamales, demacrados, decoloridos,torpes, ojerosos...

Otras duda me asaltan la conciencia, amigos. ¿Que hay exactamente en la planta onceava? Una simple habitación de congresos, de formación, de reuniones. Nunca se utiliza. Da a un extenso mirador en el que nunca hay nadie. Una planta tán grande, sin utilizar. Es la planta que está aún por encima de la gerencia. Y después la extraña estructura del edificio, con dos cuerpos pequeños de unas cuatro plantas y un edificio central que es una de las torres más altas de la ciudad, con once plantas. En la cuspide, el logotipo de la empresa y todo con un resplandor rojizo ¿A que os recuerda?

¿Quien ese extraño anciano que tenemos en tareas meramente
burocráticas, como remitir los burofax a Correos? ¿Donde se sienta? ¿Por que no está en en el directorio? ¿Por que recorre las plantas como alma en pena? ¿Alguna vez lo habeis oido hablar? Yo creo que hace de enlace. Vigila. Seguid leyendo.

Yo a veces pienso que en esa onceava planta están los sabios
ancianos, con categoría 1-1, los verdaderos cerebros pensantes, todos
vestidos de cómodos trajes blancos de hilo natural, canosos pero
extrañamente rejuvenecidos. Sabios que deciden, Dios sabe qué, destinos...

¿Es ese también nuestro destino, la onceava planta? ¿Nos estan
envejeciendo en tiempo record? ¿Como es el aire que respiramos, que sale de las rejillas de ventilación centralizada? ¿De que está hecho ese papel reciclado que nos remiten y que lleva nuestro "logo"? Yo llevo poco más de un año en el edificio y me encuentro envejecido. Mirad vuestras fotos antes de llegar a La Torre. Espero vuestras reacciones"

Cuentan que al instante inmediatamente después de pulsar el botón
"ENVIAR", las luces de todo el edificio se apagaron, no así los respiraderos que siguieron manando aire. Se encendieron las luces de emergencia, con elmurmullo que suele crear esta situación.

Al poco entraron en las dependencias de los receptores y el emisor
del mensaje unos señores, que llegaron por las puertas de emergencia, esas que NUNCA deben utilizarse, y se colocaron al lado de cada uno de losimplicados en el mensaje diciéndoles con voz grave "Haga el favor de
acompañarme". Dicen que a alguno lo cogieron por el brazo, por debajo de la axila, para denotar la seriedad del momento, ante la estupefacción de suscompañeros.

Cuentan también como después se volvieron a encender las luces y
todo siguió como si nada.

Y te pregunto qué es lo que quieres...



Que entre querer, queriendo, saber o sin saber, todo este sin sabor y este sin querer, se pasa la vida, casi, casi como si se supiera que se quiere algo. Alguien. Alguna vez.

Querer. Lo que es querer, quiere que la quieran. Pero queriendo que la
quieran, quiere querer sin saber que el querer por querer no es querer, ni saber. Quizá quiera saber que la quieren sin saber si quiere o no quiere. Que entre querer, queriendo, saber o sin saber, todo este sin sabor y este sin querer, se pasa la vida, casi, casi como si se supiera que se quiere algo. Alguien. Alguna vez.

El largo camino hacia ti



Tras de sí van dejando rastros de esperanza que merecerían por sí búsquedas eternas. Para encontrarlo, no buscarlo. Para que no te deje, dejarte. Para contarlo, haberlo vivido. Para oírlo, querer. El primer rastro de esperanza: hay muchas vidas, pero uno, uno solo. Un solo amor verdadero

“Hay algunos excepcionales, únicos e irrepetibles. Bellos sobre todas las cosas, puros y limpios. Verdaderos”- Eso dicen los sabios bien curtidos. Y mientras lo dicen, alzan ancianos sus ojos, húmedos, campanilleantes. Saben bien lo que dicen. Unos dicen que lo han oído decir. Que un viento fresco trae sus rumores de vez en cuando, entre nogales, olmos, chopos. Otros dicen haberlo visto con sus propios ojos. Otros, los que menos, aún lo sienten dentro, muy dentro de si mismos.

Caminan sin rubor, mostrándose a quien quiera maravillarse. Caminan sin la altanería del que tiene un lugar adonde ir, un momento en que llegar. No entienden negados, tardanzas, ni olvidos. Nunca han oído un solo adiós pero saben leer los labios. Caminan sin recorrer distancias, ni tiempos. Son eternos, únicos e irrepetibles.

Puedes pasar toda una vida buscando, sin acertar ni siquiera a imaginarlo, engañado. No es cuestión de buscar. Él te encontrará si hay sino para ello. Lo verás pasar, seguro. Notarás sus aromas, sus matices, sus colores, sus mejillas. Pensarás que lo has encontrado y te esforzarás en vano por agarrarlo, mirarlo, aprenderlo y hacerlo tuyo. No podrás. No tienen más dueño que el que ellos conocen. Hacia ello tienden.

Dicen los que lo han conocido, que nunca se marcha. Que es fiel y testarudo, y que siempre anda cerca. Que puede llegar a doler mucho, que puede herir toda una vida, que hace grandes todos los esfuerzos, que una sola victoria será recompensa entonces para siempre. Dicen que no teme a ninguna muerte y que desafía cualquier guadaña con la certeza de que nunca, jamás, podrá herirlo.

Tocados por su mano, los dones materiales se hacen inocuos. Entendimientos robustos se vuelven aguas mansas, en manos infantes, frágiles. La mirada torna entonces comprensiva de todo cuanto ha rodeado alguna vez un signo de vida. Y el alma, engrandecida, siente una libertad que sólo sería posible después de una y mil muertes, de mil y un mundos recorridos.

Tras de sí van dejando rastros de esperanza que merecerían por sí búsquedas eternas. Para encontrarlo, no buscarlo. Para que no te deje, dejarte. Para contarlo, haberlo vivido. Para oírlo, querer. El primer rastro de esperanza: hay muchas vidas, pero uno, uno solo. Un solo amor verdadero. “Un solo amor verdadero, excepcional, único e irrepetible. Bello sobre todas las cosas, puro y limpio”.


  1. Estás sembrado con esto macho. Me encantan esas frases "Para contarlo, haberlo vivido. Para oírlo, querer. El primer rastro de esperanza: hay muchas vidas, pero uno, uno solo.". Sinceramente no sé si creo a pies juntillas esa verdad, pero si quiero que sea una realidad, me gustaría tener fé y mover montañas, y tu escrito lo puede hacer. Saludos mostro.Turkana — FORMATO_FECHA

  2. Yo soy una de las que creen que ese amor existe y que hay que tener el valor de encontrarlo... de hecho ese amor puede que este ahi pero al vida y sus malditos problemas cotidianos pueden hacernos ver las cosas de otra manera...
    Por eso por un momento, parate, mira a esa persona que esta junto a ti, oldidate del resto del mundo por un segundo y mira en tu interior a ver que sientes... os invito a coger un plumero y limpiar todo el polvo que ha ido cayendo sobre esa magia que desprendeis cuando estais con esa persona...
    A veces las cosas salen perfectas y nos preguntamos por que??cosas simples que salen estupendas sin casi planearlo... y es facil, cuando el rey y la reina del universo se unen el mundo discurre tal y como debe...
    En fin tonterias de las mias jajajja
    Patricia — FORMATO_FECHA

  3. Chulisimo el escrito jesule, una forma muy bonita de describir el AMOR y las sensaciones que produce.Preciosas las primeras y últimas frases Para encontrarlo, no buscarlo. Para que no te deje, dejarte. Para contarlo, haberlo vivido. Para oírlo, querer. El primer rastro de esperanza: hay muchas vidas, pero uno, uno solo. Un solo amor verdadero. Me quedo con "No es cuestión de buscar. Él te encontrará si hay sino para ello." y "No tienen más dueño que el que ellos conocen. Hacia ello tienden" . COmo tu dices puede llegar a doler mucho pero merece la pena porqeu su magia, "sus aromas, sus matices, sus colores "...cuando lo encuentras hace que tenga sentido tu vida.
    Saludillos!

  4. tere — FORMATO_FECHA

Viaje de regreso


Un autobús plagado de personas. Más o menos cómodas. Algunos sentados, otros de pié, ojeando la ciudad o algún periódico. Mujeres y hombres mezclados. El autobús se dirige a... ¿Qué importa eso? Algunos hablan. La mayoría calla.

De repente, un hombre. Vestido de negro todo. Comienza a hablar. En voz alta. ¿Qué ocurre?

Al principio nada. Todos siguen a lo suyo. Pero en breves momentos algo cambia. El tono de su voz no denota locura. Muy al contrario tranquilidad. Camina despacio, agitado por los ires y venires del vehículo. Pero seguro. Habla mirando directamente a los ojos de cada uno. Alternando la vista, repartiéndola casi por tiempos iguales. Entonces la gente, gentes impersonales, comienzan a mirar al caballero.

No sólo lo miran. Lo escuchan. Les habla de la vida. De ese autobús y de ese momento único en el que un puñado mira y escucha a uno solo. Sigue avanzando hacia delante, lentamente. Sigue hablando y mirando, y los demás mirando y escuchando.

El tiempo se detiene y nadie sube ni baja del autobús. Los baches han desaparecido. El señor sigue hablando. Cuenta su historia de un modo extraño, particular. Algo místico vive en él, en su forma de contarlo. ¿Qué cuenta? Eso es lo de menos. Simplemente habla y le escuchan atentamente. Observan sus gestos, sus cejas pobladas, sus colores claros pastel, su calidez.

Lentamente llega hasta el final. Es el final del vehículo, el final de sus palabras y el final del trayecto. Todo se detiene en ese momento delante de una joven. El hombre la mira fijamente, más de lo normal. Ella lo ha seguido desde el principio de su discurso. Lo ha entendido.

Ella llora. Se da cuenta. Llora. “Hoy no voy a morir”, piensa. Ha entendido lo que ocurría. Tomó el autobús con la mente puesta en un puente, abandonado, como ella. Abandonado al paso del tiempo. Una idea ya desterrada. “Hoy no voy a morir” El resto del grupo también entiende interiormente que algo ha cambiado. Ven a la chica llorar suavemente. Poco a poco el ruido vuelve a apoderarse del lugar.

El primero en bajarse del autobús es el hablador. Gorra calada, negra también. Antigua. Los demás salen también. Algo ha cambiado, han entendido. Un día más.

La chica sale la última y con las manos en los bolsillos, llega al puente. Elige tirar por él una piedra. Regresa entonces a coger nuevamente el autobús. Otras personas, otros ruidos. Otro camino. En su pensamiento aquel hombre vestido de negro, todo negro.

TENIS SENTIMENTAL



"Será entonces que eres un cobarte" -catapúm- "quizá no merezca la pena" -pop, y devuelve el servicio a duras penas, dejándola bola muerta, a placer, en el centro de la pista- "¡Estúpido¡" -clac, con tanta rabia que casi yerra el golpe- "Mejor me callo" -pop- Y así acaba en un peloteo aburridísimo, cuando parecía que iba a ser un buen punto. Cuándo no, se enzarzan en dar un revés tras otro: "¿Que nombre le ponemos a lo nuestro" -revés- "Amistad, está claro" -revés- "¿Sólo amistad?" -revés- "¿Que quieres entonces? ¿Que nos demos la mano delante de todos?" -y entonces vuela peligrosamente una raqueta- Tie Break. ¿Otro Tie Break? Ya te dije que era un partido estrafalario y absurdo. Pero míralos, allí vienen. ¿Van cogidos de la mano? No. ¿No?
Demonios. ¡Van cogidos de la mano! No se les vé tán batalladores ahora. Han colgado las raquetas. Estos dos me van a volver locos. Pelotas nuevas. No entiendo nada. Disimula, que ya vienen. Juego, set y partido.

El origen del amor (The origin of Love).

De Jesús Ángel Varela.


Cuenta la historia que hace mucho, mucho tiempo, cuando la Tierra aún era plana, las nubes estaban hechas de fuego y las montañas alcanzaban hasta el cielo y en ocasiones más allá.

Unos extraños seres vagaban por ella, como barriles rodantes, con dos pares de brazos, dos pares de piernas y dos pares de ojos que miraban fijamente desde una enorme cabeza. Podían verlo todo a su alrededor, captar todas las maravillas del mundo y comprenderlas, y podían hablar mientras se maravillaban, con dos pares de labios, de esas mismas maravillas... Y no necesitaban nada más.

Pero eso fue antes de existir el amor. Antes del origen del amor. Esta es la historia.

Existían tres sexos entonces. Uno de ellos parecía como si hubieran pegado dos hombres espalda con espalda. Eran los llamados hijos del sol. Similares en forma eran las hijas de la tierra, como dos mujeres pegadas de espaldas. Y existían también los hijos de la luna, que se asemejaban a un tenedor y un cuchillo unidos, mitad sol, mitad tierra, mitad hermano, mitad hermana, o hijo e hija. También pegados por la espalda, un hombre y una mujer.

Ninguno de los tres sexos necesitaba nada más. Apenas ni alimentarse, y comprender las leyes superiores e importantes del universo, de la existencia, y conjugar con ellas.

Esto era antes del origen del amor.

Pero los dioses comenzaron a asustarse, a temer esa comprensión, esa falta de necesidades, eso que ellos entendían como soberbia era poco menos que un insulto para los todopoderosos. Envidiosos de la fuerza, la integridad, de los hijos del sol, la tierra y la luna.

Y una tarde oscura, triste y fría, reunidos algunos de éstos Dioses Thor dijo: “Los mataré a todos con mi martillo, como maté a los gigantes”. Pero Zeus dijo “No, mejor déjame a mi. Utilizaré mis rayos como tijeras, así corté las patas de las ballenas. Así convertí los dinosaurios en lagartos. Los cortaré por la mitad, de arriba abajo, justo por el centro” El resto estuvo de acuerdo. Agarró un puñado de rayos, a modo de lanzas. Y las nubes se cargaron de rojo, y del cielo cayeron alfileres cortantes como cuchillos y grandes bolas de fuego abrasador, cortando las carnes de los hijos de la luna, del sol y de la tierra.

Pero algún Dios Indio decidió intervenir, apiadándose. Cosió las heridas a tiempo, cerrándolas en un círculo, en mitad del vientre de lo que quedó de esos seres, para que recordaran el precio que pagaron una vez. Y Osiris y los Dioses del Nilo cosecharon una gran tormenta, que formó un huracán, que sopló dispersándolos a todos, lejos, para salvarlos y lavar las heridas, con grandes olas de mar y ríos de viento y lluvia. La maldición se oyó desde el cielo, sentenciando a carcajadas “Si no os comportáis, volveremos a cortaros otra vez por la mitad. Y sólo os quedará un ojo con que desafiarnos, y caminareis a pata coja, dando saltos”.

El origen del amor.

La última vez que te vi, estábamos los dos rotos por la mitad. Tu me mirabas. Yo te miraba, mientras nos alejábamos por primera vez. Tenías un aspecto familiar, pero no pude reconocerte, porque tenías sangre en la cara, y yo sangre en mis ojos. Pero juraría por tu expresión, que el dolor que sentías en tu alma, era el mismo que yo sentía en la mía.

Ese es el dolor, el miedo, que baja en línea recta, atravesando el corazón, eso es lo que llamamos Amor. Miedo a perder y alejarse.

Quisimos envolvernos con los brazos, volver a tener dos pares de labios, apretarnos tanto que volviéramos a ser uno, introducirnos uno en el otro, pasar a través y quedar unidos otra vez, espalda con espalda. Por eso hacemos el amor. Por eso ahora tenemos necesidades. Necesidad de encontrarnos, de completarnos. Eso es lo que llamamos Amor.

Fue una tarde oscura, triste y fría, hace ya mucho tiempo, cuando, por culpa de los Dioses nos convertimos en criaturas solitarias, de sólo dos piernas, dos brazos. De sólo dos brazos, dos labios, dos ojos y media alma. Y ahora no vemos más allá de nuestra única nariz. Y ahora ya no entendemos nada de lo que ocurre a nuestro alrededor. Y ahora necesitamos. Ahora buscamos, perdidos.

Esa es la historia del origen del Amor.

El origen del Amor (The origin of love).

Un consejo: Ved y escuchad “Hedwig and the angry inch” (todos los derechos reservados, supongo). Esto que acabáis de leer es una traducción e interpretación libre de la Canción “The origin of love” de “Hedwig and the angry inch”. Explica muchas cosas.

Comentarios



  1. Me parece una interpretaciòn extraordinaria.Sin palabras.Gran nananne — FORMATO_FECHA

  2. estoy de acuerdo.. me ha quedado mucho mas clara esta interpretacion que la propiatraduccion de la cancion.. ) Gracias por tener el esfuerzo de escribir todoesto. Bss


miriam — FORMATO_FECHA

De líder, al suelo. (arriba, a la izquierda).

Dos bandos. A un lado un nutrido grupo de policías, antidisturbios, como se les conoce. Todos de azul oscuro. Grandes cascos negros, grandes escudos. Tras ellos, más policía, esta vez con grandes rifles. Tras ellos, camiones también oscuros, repartiendo agua y más policía.

Al otro lado, jóvenes. Ropas raidas, descamisados algunos. Rubios, morenos, altas, bajos. Jóvenes. Demasiado jóvenes. Largas melenas, adornos... simples adornos.

Por un flanco logran adentrarse otros jóvenes, pero distintos. Bien vestidos, reportero y cámara al hombro. Corren (esquivando fuego, humo, piedras, pelotas de goma...) hasta un muchacho, en primera línea, que no para de dar saltitos. Media melena y corta barba, rubio, piel clara. Mangas cortas, pantalones gastados.

-“Amigo... amigo. ¿por qué haces esto”.
-“¿por qué? No se. Estaba harto en casa de mis viejos”.

El rubio no para de moverse, esquivando objetos, retrocediendo, lentamente ante el avance, inexorable, del frente. Un ojo en el joven reportero y otro en “la poli”.

-“No he entendido bien, ¿dices que simplemente estabas aburrido?” - El reportero acusa cierta falta de pericia o, tal vez, está más pendiente del intercambio de armamento entre ambos grupos.
- “No tío, no... es mucho más... Verás. Yo fui a votar y ¿dónde estan esos ahora? ¿quién me representa aquí? Solo yo. Es mi lucha”.
- “Entiendo. ¿Protestais contra la globalización? ¿cuál será vuestra próxima movilización?”
- “Iremos donde haga falta...”

No dio tiempo a terminar esa frase. Un potente chorro de agua a presión barrió la zona de derecha a izquierda. Ninguno de los tres se mojó.

- “Verás tio, cambiamos piedras por pelotas de goma, nada más, je je je” El rubio se volvió hacia sus compañeros alzando los puños y sin parar de sonreir. “Construimos nuestras ciudades para los autos, no para nosotros. No para los niños. Llevamos a nuestros hijos a aprender a estadios de futbol o frente a una pantalla, pero no a los colegios. En los colegios se va a pasar modelos” - Diciendo esto el joven alterado se apaciguó y miró fijamente al reportero. Continuó hablando con una extraña serenidad. “En las escuelas solo hay últimos modelos. De móviles, de piercings, de zapatos, de drogas, de violencia. Violencia último modelo. Y los profesores se dan de baja por depresión, y el resto les pagamos cómodamente, desde nuestros asientos... ¿no lo ves?”


El periodista abandonó la idea de que aquel muchacho posiblemente estuviera drogado y pensó, en medio del humo y los gritos, que aquello era buen material, que era él el que lo estaba haciendo bien. Los tres se movian nerviosos mirando de reojo la avazada de las autoridades, de azul.

- “Los obreros ya no tienen sangre en las venas, y acaban ciegos, o asmáticos, o sordos, o gordos. Sólo quieren lo mejor para sus hijos, y los hijos de sus hijos. Mientras tanto en esta calle hay un puñado de gente, sin más. La policia viene contra nosotros. En Europa, aquí, al Sur de Europa. Esta Europa que es la misma de los campos de concentración y los muros, esta Europa.”

El reportero y el cámara se apartaron un poco. ¿Habían terminado? El rubio seguía siendo el más adelantado de su grupo, desafiante, se agachó, cogió una piedra y la lanzó excesivamente lejos, con un movimiento ya acostumbrado, por detrás de la línea de los escudos transparentes. Después, siempre sin parar de dar saltitos, buscó con la mirada al cámara. “Levantensé y vengan, aquí está el problema, vamos, no miren a otro lado”. El cámara no perdió detalle. Ojos encendidos y muy abiertos, claros.

De repente, impredecible, algo.

Un leve y agudo silvido.

El muchacho, con la faz entre sorprendida, asustada y consciente del desenlace, se estremece. Los oidos quedan presos de un chasquido letal. El joven, en un acto reflejo, se lleva los brazos al vientre y se curva hacia delante muy rápido. Instantes después, entre los restos de humo, cristales y gritos, levanta la mirada. Lloraría si algo no se lo impidiese. Gritaría. Tampoco.

El periodista, del susto, suelta el micrófono que cae sin hacer ruido al sucio suelo. Duda si recogerlo o dirigirse al muchacho. Finalmente, temeroso, opta por lo segundo. Se acerca muy despacio. Para él han desaparecido ahora los golpes, ruidos, objetos volantes, los dos bandos. Todo. Sólo puede mirar el rostro del joven herido, no puede apartar la mirada, no puede casi moverse.

El herido sólo alcanza a susurrar varios quejidos. “Hay... ah... ah...” Cierra y abre los nerviosos ojos muy deprisa, apretándolos. No deja de abrazarse a si mismo. El dolor no es más que incómodo, pero un miedo atroz se apodera de el cada vez que la sensación de punzamiento asciende hasta su cuello.

Un tercer joven se les acerca, mucho más decidido. Los mira detenidamente y comienza a gritar y agitar los brazos, moviendo la cabeza en actitud negadora. Pronto acuden otros muchachos. El herido entonces, levanta una última vez la cabeza y su mirada choca contra la del periodista. Las piernas empiezan a flaquearle cada vez más deprisa. Cuando levanta una mano, ensangrentada, encuentra reposo en el hombro del debil periodista, que no puede dejar de mirar a los ojos del herido. Ambos, periodista y rubio malherido, doblan las rodillas sin apartarse la mirada.


En un momento, cuatro jovenes logran levantar el quebrado cuerpo del herido. El periodista queda allí, con una rodilla en el suelo. Quieto. Muy quieto.

De pronto, una lata de humo casi le roza la oreja derecha, pero el periodista ni se inmuta, en realidad no se ha dado cuenta. La lata va a parar cerca del grupo que transporta al herido, a escasos pasos aún del periodista.

Entonces, vencidos por el miedo, sueltan al chico, que cae pesadamente y queda casi de rodillas y apoyado sobre su hombro derecho. El periodista no entiende nada, ahora pensaba en lo desagradable que tendría que ser el tacto del suelo en el pómulo del joven. De pronto, casi tan rápido como pasó la lata, cuatro cuerpos grandes, vestidos de azul, pasan a su alrededor y se agachan alrededor del herido. Retiran la bomba de humo y comienzan a manipularlo.

Una mano grande, sin calor ni frio, se posa nuevamente en el hombro donde hace unos segundos estuvo una mano ensangrentada. Ahora si nota la fuerza. Casi al instante, otra mano le agarra de la axila y tira hacia arriba con una fuerza que al joven se le antoja imposible de vencer en ese momento.

El policía, detrás de un casco con visera echada, miró al muchacho asustado. Un rotro joven pero una mirada vieja. “¿Que haces aquí?”. -“Periodista, soy periodista”, acertó a decir el joven mientras, con el brazo que le quedaba libre se palpaba diferentes partes de su pantalón y camisa en busca de algún documento que apoyara sus únicas palabras. “Vamos, quitaté de en medio” respondió el policía. “¿Qué ha pasado?” preguntó el muchacho. “Yo solo hago mi trabajo, lo siento niño”. El muchacho no vió moverse los labios, ocultos tras el casco, pero si miró fijamente a los ojos del policía, cansados.

El joven periodista, en una inaudita recuperación, clamó al cielo. “¿Y el camara? ¿Dónde está mi cámara?”.

Comentarios



  1. Hola a tod@s.En primer lugar quiero empezar agradeciendo a Daniel Ramos por dejarme un hueco, una orilla, en su web. Siempre he querido "publicar" alguno de mis escritos y el amigo Dani lo ha hecho realidad. Gracias.En segundo lugar, y muy brevemente, quiero mostrar mi enorme alegría e ilusión con que acojo los innumerables comentarios que está recibiendo mi escueta obra. Gracias a todos. Es broma.Ahora, también brevemente y como prometí, paso a hacer algún comentario sobre mi propio escrito "De lider al suelo". Se trata simplemente de una especie de fotografía con palabras, de una escena cualquiera hecha literatura. En esta ocasión elegí el tema de las protestas contra la globalización a raíz de una noticia de hace ya tiempo, ocurrida en EE.UU.Pretendí comparar los distintos puntos de vista y enfrentarlos: Los manifestantes, la policía, y los reporteros que cubrían la manifestación. Indudablemente y muy a mi pesar, mi relato se decanta por el bando de los manifestantes. Digo muy a mi pesar porque pretendía que fuera algo más objetivo y mi impresión es que no lo conseguí, pero ahí queda.

    No quiero entrar en el fondo del asunto ni en el mensaje que expone el escrito. Eso lo dejo para cada cual. Espero que estas líneas sirvan a algún lector a dar un nuevo giro, una nueva lectura o interpretación al relato corto que es "De líder, al suelo".

    En el futuro, y en la medida de lo posible, cuando publique un nuevo escrito en la web, haré algún comentario sobre el anterior, por si puede resultar interesante.

    Muchas gracias a todos.Jesus "El teclista" — FORMATO_FECHA

  2. Qué crack el Jesule, que bien puesto se pone ante el teclado siendo un borracho pendenciero. Cubatis fugit.Turkana (Daniel) — FORMATO_FECHA

  3. Bueno para que no te quejes hare un pequeño comentario sobre tu escrito.
    Si que te decantas por un bando, de hecho es casi el único que se refleja ya que de los otros dos hay solo meras alusiones, incluso el periodista parece tambien un manifestante más.
    Respecto de las " criticas" a su longitud, bueno si es algo largo, a mi con el de Lisboa me paso igual, tal vez un medio como este, la " red" que ha llegado tan lejos por su rapidez e inmediatez, exija tambien más " rapidez" en sus aportaciones. Si nos sentamos en un sillón a leer un artículo o un libro pero tal vez ante el ordenador no tengamos esa paciencia.
    Un saludo


Patricia