jueves, noviembre 29, 2007

Anochecer

Saberme lejano
de las manos
que nos separan
y que guian
barcas desbordadas,
repletas, inundadas de
aspirantes a naufragos
de los sueños de mis hadas,
que en sede de mis
veinti-tantos años
con sus flores amargas
saludan a las estrellas de luz
donde mueren mis palabras

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