No es la primera vez que me sitúo en posición abiertamente crítica con la generación que comparto. Me pregunto si ya abrimos puertas, o como decía aquél, sólo están abiertas a la oscuridad. De la lucha por conceptos maximalistas, como justicia, igualdad, compañeros y camaradas, hemos pasado a un extremo opuesto igualmente enfermizo, somos individuos libres, agónicos, carroñeros y tendentes eternamente al acto de la magnánima puñalada.
Y me cuestiono ciertamente si ya sólo nos queda el arte, si ya sólo podemos abogar por un mundo en el que nos dictatorice Münch con su grito, y Benedetti nos abra los ojos en ejercitos versiculares.
Sinceramente... todo sería mejor. Perdemos la fe, o nos hacen imposible tenerla...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Esperamos tu opinón!