domingo, agosto 31, 2008

Objetivo y Córdoba vs Roma

Hoy os dejo esta bella imagen que Jesús tomó en Córdoba. Curiosa imagen en la que parece entrometerse en el presente la lejana herencia de una época en la que Roma y su Imperio dejarón profunda huella en nuestras vidas.

martes, agosto 05, 2008

Palacio congresos Málaga

El lugar de la mancha

Por Jesús Ángel Varela:

Decir que Villanueva de los Infantes es “El lugar de la mancha” no es ni por asomo cuestión baladí. En todas las casas de bien que conozco, he visto o intuído dos libros de obligada guardia. El primero la Biblia o, en su defecto las sagradas escrituras del culto que se profese o se quisiera aparentar. El segundo: “Don Quijote de la Mancha” o “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, que comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba.



Pues a eso me refería. Cada año, cuando el calor viene apretando por el sur, yo y unos pocos locos más, llenamos nuestras alforjas con nuestras las pasiones y nos perdemos tierra adentro, ancha es Castilla, hasta que Don Ramón decide darnos lumbre, lecho que cobije, hospedería que alimente y acequia que nos refresque. No es tampoco menester olvidar que no todo el mundo acoge a flacos de muy al sur por mera voluntad y mediando sólo palabras de bienvenida, buena conversación y no pocas algarabías. Que Don Ramón hace de la hospitalidad un arte, no todo el monte es orégano y no todos los que venimos del sur somos Picasso.

Pero esto es adelantar mucho aún. A poco que abandonas la festera, de jarana y panderetas, Andalucía, los caminos se vuelven rectos y a uno y otro lado se salpican alternativamente la tierra roja horadada color madera recién cortada que pareciera que sangrara, el verde fuerte de las vides que serían del color del mar si éste fuera verde y el amarillo soleá de los cereales, las más de las veces ya empacados. Para que luego digan los que no entienden que son tierras yermas, los Campos de Castilla. Se salpica todo de vez en cuando de alguna casita blanca con los bajos en añil. A lo lejos, vestidos de riguroso blanco largo, se levantan los gigantes, que no hacen más que alzar sus puños en desafío de los buenos caminantes. ¿Que son molinos de un tal Eolo, Dios pagano? Pierdo las cuentas de las cruces que me hago. Son gigantes desafiantes en el horizonte a los que habrá que dar justa muerte y prender luego en fuego vivo, por mi honor. Cualquier tarde de éstas. Por mi honor.



¿Como contar desde aquí lo vivido sin pedir que sea vivido nuevamente? Nada más entrar en el pueblo dan ganas de ordenarse caballero. “Villanueva de los Infantes, El Lugar de la Mancha”. La sentencia acongoja de pura realidad. Y es que cuentan que por allí las personas aún dominan a las bestias a los gritos de “Bo”, derecha, o “Rea”, izquierda. Que mires donde mires hay Dulcineas, por muy lejos que queden del Toboso. Cuentan los sabios del lugar que preguntado un pastor una vez si conoció a Don Quijote, éste respondió, como pidiendo disculpas por ello, que no Señor, que personalmente no llegó a conocerlo. Cuentan también que no hace mucho que los hombres de bien se vienen descubriendo todavía de sus boinas o gorras de tarea ante la sola presencia del dueño de la casa donde se les diera paso o, también, ante la sola presencia de ese Jesús del Madero, ese que murió en la cruz.



La gran plaza del pueblo evoca la maestría cuadriculada de los antiguos. Céntrica y adornada con pasillos columnados y balcones de madera viva y amplios ventanales, conviven en ella su iglesia reglamentaria, con su campanario del que siempre parece dispuesto a aparecer Marcial, Ruiz Escribano (pa serviros), y su interior iluminable con dos o más monedas de a Euro, donde está enterrado Quevedo (ahí es nada), la oficina de información turística que te dispensa la página web donde enterarte sobre las fiestas de La Pandorga (y por si no tienes internet te dan otra página web), y la administración de lotería. A un tiro de piedra boticas, estancos y ferreterías con pórticos tan grandes como para salir de ellas un ejército de asalto, catapultas incluidas. Y a éstas plazas, por estos lares, no tienen ningún reparo en ponerles “Plaza Mayor”, como Dios manda y así, ni memoria histórica ni porras migadas, todos nos entendemos estupendamente.



Las señoras más señoreadas visten siempre peinados cardados o permanentes a vida o muerte, estilo mullidito, no vaya a ser que, entre tantas noticias del extranjero, nos llegue el juicio final y yo con éstos pelos, mire usted. Los señores más señoreados, aunque te pienses que no son nadie, que son unos cualquieras, que están paseando aceras, pudiera ser que fueran estudiantes de veterinaria, o de historia, o de medicina, cuidado. Que no todos van a ser tractoristaes, cabreroes, o gañanes.

Las fiestas del lugar, los mayos, el pisto o las fiestas patronales, por ejemplo, son todas fiestas muy sentidas como mandan los cánones canónicos y consisten, como en todo el reino, en beber y reírse a más no poder, los unos de los otros o cada uno de si mismo. Como en todo el reino, digo.

La cuestión es que, en probando más de una vez el queso, la hospitalidad y el vino de la zona, le entran a uno ganas de soltar lastre, coger cualquier cabalgadura que se deje y servicios de fiel escudero (que yo me pido a Don Ramón, que ponga él la cordura y el buen hacer y yo el talle de triste figura, perilla en ciernes, y su poquita de locura) y salir a rajar cueros de vino, probar el bálsamo de fierabrás, buscar la ínsula de barataria, batirse con cualquiera que se honre caballero y, en fin, desfacer entuertos como un caballero andante “de los que dicen las gentes – que van a sus aventuras”.

Y dirán ustedes que la mitad de lo escrito es en tono de gracia (nunca en tono de burla), y la otra mitad producto de malas calenturas, y quizá tenga que darles la razón en lo uno y en lo otro, aunque de razones ande yo más escaso que de carnes Rocinante. No es menos cierto, sin embargo, que no obstante los calores, las llanuras, el vino y mi locura, cada vez que abandono el buen hacer del hospedaje de Don Ramón y familia, y mis espaldas dan al lugar de la mancha, a más que me alejo por el camino, más grande se hace el nudo de mi garganta y se apodera de mi la fiebre que unos han dado en llamar “depresión post-infanteña”, que tarda en pasárseme todo el viaje, días después y hasta meses.


Pero lo dicho, vayan ustedes y visiten. Gusten del queso, el paisaje, el lomo de orza, el vino, el aceite, la calma, el pisto manchego y la hospitalidad de sus gentes. Paseen por donde lo hizo Alonso Quijano, Quevedo y los romanos, deje que le canten unos mayos, pregunten por el Caballero del Verde Gabán o por la Virgen de la Antigua o por la ermita de Jesús en pié. Viva por siempre Villanueva de Los Infantes, El Lugar de La Mancha, y Viva Don Ramón.

jueves, junio 12, 2008

Videojuegos y filosofía

¿Existe una filosofía en los videojuegos? ¿Existe una filosofía DE los videojuegos? Los que hemos jugado más videojuegos que libros hemos leído sabemos que si, pero “el gran público”, esa bestia lela, incansable e insaciable reaccionaría rasgándose las vestiduras ante tal afirmación. Pero empecemos por el principio. Veamos como, desde el primer videojuego hasta los más modernos y sofisticados, plantean y son en sí mismo pura filosofía.



Parece aceptado por todos, por mucho que la película “juegos de guerra” quisiera convencernos de lo contrario, que PONG fue el primer videojuego tal y como los conocemos hoy. Saltó de los laboratorios, los osciloscopios y las exposiciones científico-empresariales, directamente a las pantallas de los salones recreativos y de nuestros hogares. En el plano puramente rumorológico se comenta que Pong (e incluso el famoso tres en raya, rival por el trono a primer videojuego de la historia) era un juego para dos jugadores puesto que jugar contra la máquina era poco menos que frustrante por que, a igualdad de condiciones (esto es, estando la máquina abastecida de energía indefinidamente y el humano abastecido igualmente en sus necesidades), la máquina era infalible ya que se limitaba a seguir la trayectoria en horizontal y vertical de la pelota allá donde fuera y a u misma velocidad. Algo similar pasaba en la película antes mencionada con “tres en raya”. Enfrentarse a la máquina era poco menos que desmoralizante para el ser humano. Humillante. He aquí la primera cuestión filosófica. ¿Había inventado el hombre una inteligencia artificial eficiente? ¿Sirve de algo enfrentarnos a las máquinas, amigos de las Revoluciones Industriales y del movimiento obrero? ¿Es el hombre inferior a la máquina? Hechas todas las salvedades posibles en éste párrafo y aceptando también las licencias románticas-erróneas del postulado, pasemos al siguiente párrafo y veamos.



Los aficionados al ajedrez recordarán el vapuleo que sufrieron diversos campeones mundiales frente a Deep Blue o como demonios se llamara el programa que los venció. Por mucho que patalearon algunos, pensando que la máquina había recibido ayuda humana, la respuesta a las preguntas anteriormente fundadas seguían en pié decenas de años después y, ahora si, sin licencias, sin incorrecciones ni romanticismos, salvo error u omisión por mi memoria.



Pero todo esto empieza a ser muy aburrido, sobre todo por que aquí no acaban las referencias filosóficas en el mundo de los videojuegos. No sin hablar de Tetris. El juego al que todo el mundo ha jugado y que todo el mundo conoce, el juego que más versiones ha conocido y que más se ha vendido nunca, plantea otras muchas cuestiones filosóficas. Cuando yo jugaba como un descosido en la pantalla monocroma de mi Game Boy, había un modo de juego en que las fichas iban bajando sin límite, cada vez a mayor velocidad. No había otra gracia más que ver cuántas piezas eras capaz de hacer desaparecer. He ahí otra cuestión filosófica que va a un terreno mucho más personal y directo: ¿Tiene límites el esfuerzo y la capacidad humana? Pierre de Cubertain y su flamante movimiento olímpico llevaban años preguntándoselo en torno a si los record del mundo en atletismo llegarían a un tope y aún hoy es una pregunta científica y a la vez filosófica o moral que nos estamos haciendo. Quizá llegue el día, por mero aburrimiento, en que recurrir al doping no sea motivo de asco. Pero es más. ¿Es Tetris en su concepto un videojuego infinito? ¿Encierra Tetris en su simplicidad un resumen de toda la filosofía de lo que debe ser un videojuego? Pensémoslo: TODOS los videojuegos van sobre ordenar algo para poder seguir avanzando y poder seguir ordenando algo… Ya no se trata de medirse a una máquina infalible, ni a un ser humano. Ahora eres tu contra ti mismo. El individuo y sus limitaciones como centro de todo. Filosofía en estado puro.



Para divertirnos un poco más y dejando en el tintero muchas otras cuestiones morales, didácticas y filosóficas alrededor de los videojuegos, hagamos una especie de brain-storming, nada serio, relacionando preguntas hipotéticamente filosóficas con respuestas claras (o muy dudosas) y contundentes presentes en el mundo del videojuego:



¿Existe otra vida además de ésta? La respuesta: Second Life.


¿Existen otros mundos además de éste? Another World.


¿Y la reencarnación en un ser fantástico, mitológico o todopoderoso? World of Warcraft, Black And White…


¿Es moral atacar a países vecinos por encima de lo que piensen nuestras cámaras representativas o nuestro pueblo? La respuesta en: Civilization.


¿Se puede cambiar la historia? Otra vez Civilization.


¿Puedo vivir una vida paralela virtualmente con un alter ego semi-libre? The Sims.


Ser Vampiro ¿Es una maldición o una bendición?: Vampire: The Masquerade – Redemption.


¿Puede un fontanero salvar a una princesa? Super Mario, si.


¿Qué valor tiene la vida humana? La respuesta en Carmageddon.


¿Puede alguien sentirse solo entre una multitud? Metal Gear Solid.


¿Censura? Manhunt (vetado en Reino unido) Carmageddon (Alemania y Reino Unido)


¿Deben los menores jugar a videojuegos? Victor de Leon III (LiL Poison) gana 25 dólares por hora dando clases de Halo 2… con sólo 10 años. Ya competía profesionalmente a los 4.


¿Somos seres encaminados irremediablemente a una deriva sin fin o una muerte por caída de altura si algo no lo remedia? Lemmings.


¿Cabe todo el planeta en un videojuego? Google Earth 4.2 contiene un simulador de vuelo oculto con el que podemos recorrer el mundo… (Ctrl + Alt + A)


¿Dios existe? Populous, Black & White, Creatures.


¿Soy yo Dios? Cuando me pasé el Carrier Air Wing entero, con cinco duros. En ese momento, en ese salón recreativo… Fui Dios. Todos me reconocieron. Desde entonces, todo ha ido yendo un poco peor.

Arte urbano en Granada



Fotografías realizadas por FJAngel.

martes, mayo 27, 2008

Fondo a negro

Todo se tranquiliza por momentos, algunos de los que están en el escenario son familias completas, que se abrazan, otros están solos, otros tienen lágrimas en los ojos, otros no. Sólo se oyen sollozos. Entre el resto de personas, algunas ayudan a incorporarse a otras, otras siguen desmayadas, otras simplemente miran al escenario con pena, con horror, con indiferencia.

"En el año 2004 murieron en las carreteras españolas 4.741 personas" con letras amarillas.

En un paisaje semi-desértico, con pequeñas montañas al fondo. Todo muy grisáceo, con nubes oscuras que amenazan lluvia. Vemos en el centro de la imagen lo que parece un Estadio de fútbol enorme, de aspecto ovalado, aún lejos en la imagen, parece rodeado de una multitud. La imagen no tiene una nitidez absoluta, parece como difuminada a propósito.

Efectivamente se trataba de una multitud que se dispone a entrar en el Estadio. Todos están guiados por lo que parecen unos guardias de seguridad, de aspecto militar, vestidos de gris, con cascos con visera, guantes, botas y porras o palos. Entre la multitud hay personas de todo tipo: familias completas con hijos menores, incluso bebes, ancianos, jóvenes, adultos, y parecen de muchas nacionalidades, pero la mayoría de aspecto occidental, muy de aquí. La imagen sigue muy gris, y apenas pueden distinguirse los colores de las ropas. La multitud se mueve nerviosamente hacia dentro, pero algunos quedan fuera, esperando porque los guardias no los dejan entrar y les gritan, y ellos también gritan, todo sin oirte nítidamente. Música de violines de fondo.

Van entrando por la puerta, algunos recelosos, agolpándose, ante la actitud casi violenta de los guardias que los conducen, que tienen prisa.

En cuanto al sonido, se escucha el murmullo de la multitud, y algún grito esporádico a lo lejos, todo muy ruidoso, pero no estridente, y los violines de fondo. Las nubes siguen presagiando tormenta.


Ya dentro, aparece una enorme habitación también gris, casi traslúcida en el techo en forma de cúpula de cristal. La habitación termina de llenarse de personas y los guardias custodian ahora las salidas que parecen como túneles con puertas de metal todavía abiertas. En uno de los lados menores del rectángulo redondeado que es la enorme y austera habitación, puede verse una especie de escenario, bastante grande. Fuera queda todavía mucha gente que no ha entrado, que espera. Comienza a llover sobre ellos, que miran al cielo con resignación. Ya no hay música de violines, desde que las puertas se cerraron.

De uno de los extremos del escenario entra un personaje masculino completamente vestido de negro, con traje. Destaca incluso sobre los uniformes grises de los guardias que lo escoltan. Se hace el silencio y el personaje habla: "Vamos a proceder al sorteo de las víctimas mortales" Se trata de un hombre de edad adulta, casi avanzada, de piel cuarteada y rasgos muy marcados y tenebrosos, cejas abundantes y puntiagudas, adornadas, como los cabellos, con ciertas canas que hacen de su aspecto un personaje tétrico, misterioso y que inspira miedo. De voz grave e imponente. Dicho aquello se apartan unas cortinas al fondo y unos enormes bombos giratorios dejan salir por largos conductos las fatídicas "bolas" de lo que ha anunciado.

La multitud comienza a agitarse y los guardias extreman la vigilancia. El señor de negro comienza a decir números y en la multitud se miran unos a otros, horrorizados mientras comprueban sus números, para ver si coinciden. Poco a poco van subiendo al escenario las personas cuyos números han sido pronunciados. Algunos suben con resignación, otros muy tristes, otros valientes. Se observan escenas muy dramáticas. Observamos como, por ejemplo, los guardias arrebatan a un bebe de los brazos de su madre mientras apalean al padre y al resto de la familia, que intentan evitar que el bebé suba al escenario. Finalmente lo sube un guardia y lo deja en brazos de otro de los elegidos. Se observa como, por ejemplo, un joven agarra del brazo y la mano a su acompañante femenina y le hace señas para indicarle que no mueva un músculo, que posiblemente no se den cuenta, y se observa también, al fondo, a los guardias abriéndose paso entre los demás, a su encuentro. El acompañante besa a la joven y se suelta del brazo y la mano, por su propia voluntad, justo antes de que los guardas lleguen y contemplen en primer plano como no ofrece resistencia alguna aunque ellos si que violentan al joven. Se observa otra escena en la que los guardias tienen que obligar a un anciano a subir al escenario. Escenas todas dramáticas, con gente por el suelo, gente que llora desconsolada, que se aprieta contra si misma, víctimas de ataques de nervios, gritos y más gritos. Golpes, gente que es arrastrada del cabello, gente que se desmaya y gente que simplemente decide no oponer resistencia finalmente y se dirigen al escenario. Una imagen superior nos muestra todo el horror de la escena. Entre plano y plano, el mismo fundido en negro que coíncide con un ensordecimiento o enmudecimiento del cruel sonido, con las mismas letras negras bien repitiendo una y otra vez "En el año 2004 murieron en las carreteras españolas 4.741 personas" o mostrando diversas estadísticas sobre desplazamientos, heridos y muertos en carretera en 2004, o 2005 y años sucesivos.

Cuando en el escenario hay un número de personas que bien podría ser 4.741, acaban de anunciar números. Todo se tranquiliza por momentos, algunos de los que están en el escenario son familias completas, que se abrazan, otros están solos, otros tienen lágrimas en los ojos, otros no. Sólo se oyen sollozos. Entre el resto de personas, algunas ayudan a incorporarse a otras, otras siguen desmayadas, otras simplemente miran al escenario con pena, con horror, con indiferencia. El señor de negro, en el centro del escenario, más adelantado que el resto, se da la vuelta y parece marcharse.

La muchedumbre que queda comienza a mirar a su alrededor y observa como las puertas (que hasta ahora habían pasado desapercibidas) siguen abiertas y la luz de fuera parece entrar por ellas. Comienzan a retirarse, entre despacio y deprisa, como queriendo huir de aquello, ante la atenta mirada de los que han quedado sobre el escenario.

Cuando están apunto de llegar los primeros a las puertas, éstas se cierran violentamente, haciendo gran estruendo, que coincide con uno de los truenos de fuera y los guardas pasan a proteger las salidas, para impedirla. La gente se agolpa y lucha contra los mismos, con poco éxito. No entienden por qué se cierran las puertas. Vuelven los gritos, vuelve el caos.

El señor de negro gira sobre si mismo y anuncia en voz alta pero con calma: "Ahora procederemos al sorteo de los culpables"

Fundido en negro. Letras amarillas. "En muchas ocasiones, la suerte no tiene nada que ver". Negro. Letras amarillas. "Dirección General de Tráfico".

jueves, mayo 15, 2008

La musa triste

Te levantas cada mañana pensando que el día que te espera no puede ser verdad, sino un mal sueño y que el sueño que acabas de abandonar, por malo que parezca, debería ser la realidad.

Por toda vestimenta, llevas siempre la más incómoda, la que menos te apetece, la que adorna más bien tu extraño mundo que a ti mismo, la que nada puede hacer contra cualquier frío, ni contra cualquier calor. Mejor sería ir desnudo, pero no.

Por todo desayuno, un buen puñado de suspiros, con suerte agua caliente y pronto ya un cigarro, o dos. Humo.

Comienzas a odiar a casi todos los que se cruzan en tu mirada. Por arrogantes, por estúpidos, por extraños siempre, por felices, por estúpidos. Por estúpidos.

Llegas a dondequiera que vayas y no te alcanza la voz a decir tu primera mentira, “Buenos días”, sin fuerzas para levantar la vista del suelo que te acompañe.

Intentando solucionar problemas que no te importan, de personas que no conoces y de los cuales hace tiempo que te insensibilizaste, se pasa la mayor parte de tu tiempo. Hora tras hora. Día tras día. Semana tras semana. Mes tras mes. Año tras año. Vida tras vida.

Si tienes suficientes fuerzas e inteligencia, alcanzas a verte desde fuera. Y la piel te la ves como la rama que, de pura sequedad, ha muerto y se quiebra con sólo tocarla. Pareciera que no tuvieras ni una gota de agua, nada limpio. ¿Y para que beber y cuanto?



Alcanzas a verte desde fuera y por todo sabor recuerdas sangre, y las cuentas del mal físico que llevas hace tiempo que fueron perdidas. Y las cuentas del mal espiritual han llegado a cuartearte la comisura de los labios, de los ojos, han llegado a ponerte en carne viva los nudillos. Las manos, para siempre, en los bolsillos.



Encontrándote en lo más profundo recuerdas al crío que una vez fue, que por todo sueño cambiar el mundo podía, que reía y sonreía por y para todos y que a todo lugar llegaba corriendo con el viento. Y lo ves arrinconado al fondo del baúl, abrazado a sus rodillas. De vez en cuando mira hacia la luz y tu no estás.

Y recuerdas como en el mismo baúl están tus mejores deseos, tus mejores momentos, la fuerza del mismo Rey del Universo que un día fue. En el mismo baúl, bajo la losa de siete llaves y otros tantos avernos, está todo lo que siempre quisiste ser. Y que ahí quede, al menos.


Donde quiera que mires ves tus ahogos y tu eterna soledad tan mal acostumbrada, tus nudos en la garganta y que sólo respiras aire caliente. Ves como defraudaste a tus progenitores y a tus amores, ves como nada te importa, amigo, amor de mis amores. Y el lugar donde vives no es para vivir, casi ni para estar, nunca para quedarse. Y siempre, siempre, siempre estás y estarás solo en esa soledad que sabes que sí es para quedarse.

La musa triste, y no hay negro sobre blanco que te sirva para aliviar peso, no hay escritura posible y tu música queda muy, muy lejos. Que ya perdiste el oído de tanto afinar queriendo oír lo que queda de ella en la distancia. Sólo, lejos, sin alas, sin “pies para que os quiero” y con el cobarde deseo de escapar. Siempre escapar.

La musa triste. Sin embargo, algo merece la pena. A veces pasa que, una sola lágrima encierra en sí más belleza y dignidad que todos los océanos de risas y carcajadas.

La musa triste.

viernes, abril 11, 2008

La planta onceava


Mensaje original remitido por un empleado a sus compañeros más
allegados:

"¿Os habeis fijado en un detalle de esta empresa? No hay, en los puestos que llamamos "de andar por casa", ningún compañero que supere los 45 años de edad. En algunos altos cargos si que podemos sospechar que los haya. Fijaos en los directores territoriales y en Gerencia. El resto somos todos relativamente jóvenes. ¿Que pasa cuando llevas 15 años en la empresa?

Y otra cuestión. ¿Por que la gente parece envejecer tán pronto en esta empresa? ¿Veis a mis compañeros más veteranos? No tienen cinco o diez años más que yo y parecen viejos carcamales, demacrados, decoloridos,torpes, ojerosos...

Otras duda me asaltan la conciencia, amigos. ¿Que hay exactamente en la planta onceava? Una simple habitación de congresos, de formación, de reuniones. Nunca se utiliza. Da a un extenso mirador en el que nunca hay nadie. Una planta tán grande, sin utilizar. Es la planta que está aún por encima de la gerencia. Y después la extraña estructura del edificio, con dos cuerpos pequeños de unas cuatro plantas y un edificio central que es una de las torres más altas de la ciudad, con once plantas. En la cuspide, el logotipo de la empresa y todo con un resplandor rojizo ¿A que os recuerda?

¿Quien ese extraño anciano que tenemos en tareas meramente
burocráticas, como remitir los burofax a Correos? ¿Donde se sienta? ¿Por que no está en en el directorio? ¿Por que recorre las plantas como alma en pena? ¿Alguna vez lo habeis oido hablar? Yo creo que hace de enlace. Vigila. Seguid leyendo.

Yo a veces pienso que en esa onceava planta están los sabios
ancianos, con categoría 1-1, los verdaderos cerebros pensantes, todos
vestidos de cómodos trajes blancos de hilo natural, canosos pero
extrañamente rejuvenecidos. Sabios que deciden, Dios sabe qué, destinos...

¿Es ese también nuestro destino, la onceava planta? ¿Nos estan
envejeciendo en tiempo record? ¿Como es el aire que respiramos, que sale de las rejillas de ventilación centralizada? ¿De que está hecho ese papel reciclado que nos remiten y que lleva nuestro "logo"? Yo llevo poco más de un año en el edificio y me encuentro envejecido. Mirad vuestras fotos antes de llegar a La Torre. Espero vuestras reacciones"

Cuentan que al instante inmediatamente después de pulsar el botón
"ENVIAR", las luces de todo el edificio se apagaron, no así los respiraderos que siguieron manando aire. Se encendieron las luces de emergencia, con elmurmullo que suele crear esta situación.

Al poco entraron en las dependencias de los receptores y el emisor
del mensaje unos señores, que llegaron por las puertas de emergencia, esas que NUNCA deben utilizarse, y se colocaron al lado de cada uno de losimplicados en el mensaje diciéndoles con voz grave "Haga el favor de
acompañarme". Dicen que a alguno lo cogieron por el brazo, por debajo de la axila, para denotar la seriedad del momento, ante la estupefacción de suscompañeros.

Cuentan también como después se volvieron a encender las luces y
todo siguió como si nada.

Y te pregunto qué es lo que quieres...



Que entre querer, queriendo, saber o sin saber, todo este sin sabor y este sin querer, se pasa la vida, casi, casi como si se supiera que se quiere algo. Alguien. Alguna vez.

Querer. Lo que es querer, quiere que la quieran. Pero queriendo que la
quieran, quiere querer sin saber que el querer por querer no es querer, ni saber. Quizá quiera saber que la quieren sin saber si quiere o no quiere. Que entre querer, queriendo, saber o sin saber, todo este sin sabor y este sin querer, se pasa la vida, casi, casi como si se supiera que se quiere algo. Alguien. Alguna vez.

El largo camino hacia ti



Tras de sí van dejando rastros de esperanza que merecerían por sí búsquedas eternas. Para encontrarlo, no buscarlo. Para que no te deje, dejarte. Para contarlo, haberlo vivido. Para oírlo, querer. El primer rastro de esperanza: hay muchas vidas, pero uno, uno solo. Un solo amor verdadero

“Hay algunos excepcionales, únicos e irrepetibles. Bellos sobre todas las cosas, puros y limpios. Verdaderos”- Eso dicen los sabios bien curtidos. Y mientras lo dicen, alzan ancianos sus ojos, húmedos, campanilleantes. Saben bien lo que dicen. Unos dicen que lo han oído decir. Que un viento fresco trae sus rumores de vez en cuando, entre nogales, olmos, chopos. Otros dicen haberlo visto con sus propios ojos. Otros, los que menos, aún lo sienten dentro, muy dentro de si mismos.

Caminan sin rubor, mostrándose a quien quiera maravillarse. Caminan sin la altanería del que tiene un lugar adonde ir, un momento en que llegar. No entienden negados, tardanzas, ni olvidos. Nunca han oído un solo adiós pero saben leer los labios. Caminan sin recorrer distancias, ni tiempos. Son eternos, únicos e irrepetibles.

Puedes pasar toda una vida buscando, sin acertar ni siquiera a imaginarlo, engañado. No es cuestión de buscar. Él te encontrará si hay sino para ello. Lo verás pasar, seguro. Notarás sus aromas, sus matices, sus colores, sus mejillas. Pensarás que lo has encontrado y te esforzarás en vano por agarrarlo, mirarlo, aprenderlo y hacerlo tuyo. No podrás. No tienen más dueño que el que ellos conocen. Hacia ello tienden.

Dicen los que lo han conocido, que nunca se marcha. Que es fiel y testarudo, y que siempre anda cerca. Que puede llegar a doler mucho, que puede herir toda una vida, que hace grandes todos los esfuerzos, que una sola victoria será recompensa entonces para siempre. Dicen que no teme a ninguna muerte y que desafía cualquier guadaña con la certeza de que nunca, jamás, podrá herirlo.

Tocados por su mano, los dones materiales se hacen inocuos. Entendimientos robustos se vuelven aguas mansas, en manos infantes, frágiles. La mirada torna entonces comprensiva de todo cuanto ha rodeado alguna vez un signo de vida. Y el alma, engrandecida, siente una libertad que sólo sería posible después de una y mil muertes, de mil y un mundos recorridos.

Tras de sí van dejando rastros de esperanza que merecerían por sí búsquedas eternas. Para encontrarlo, no buscarlo. Para que no te deje, dejarte. Para contarlo, haberlo vivido. Para oírlo, querer. El primer rastro de esperanza: hay muchas vidas, pero uno, uno solo. Un solo amor verdadero. “Un solo amor verdadero, excepcional, único e irrepetible. Bello sobre todas las cosas, puro y limpio”.


  1. Estás sembrado con esto macho. Me encantan esas frases "Para contarlo, haberlo vivido. Para oírlo, querer. El primer rastro de esperanza: hay muchas vidas, pero uno, uno solo.". Sinceramente no sé si creo a pies juntillas esa verdad, pero si quiero que sea una realidad, me gustaría tener fé y mover montañas, y tu escrito lo puede hacer. Saludos mostro.Turkana — FORMATO_FECHA

  2. Yo soy una de las que creen que ese amor existe y que hay que tener el valor de encontrarlo... de hecho ese amor puede que este ahi pero al vida y sus malditos problemas cotidianos pueden hacernos ver las cosas de otra manera...
    Por eso por un momento, parate, mira a esa persona que esta junto a ti, oldidate del resto del mundo por un segundo y mira en tu interior a ver que sientes... os invito a coger un plumero y limpiar todo el polvo que ha ido cayendo sobre esa magia que desprendeis cuando estais con esa persona...
    A veces las cosas salen perfectas y nos preguntamos por que??cosas simples que salen estupendas sin casi planearlo... y es facil, cuando el rey y la reina del universo se unen el mundo discurre tal y como debe...
    En fin tonterias de las mias jajajja
    Patricia — FORMATO_FECHA

  3. Chulisimo el escrito jesule, una forma muy bonita de describir el AMOR y las sensaciones que produce.Preciosas las primeras y últimas frases Para encontrarlo, no buscarlo. Para que no te deje, dejarte. Para contarlo, haberlo vivido. Para oírlo, querer. El primer rastro de esperanza: hay muchas vidas, pero uno, uno solo. Un solo amor verdadero. Me quedo con "No es cuestión de buscar. Él te encontrará si hay sino para ello." y "No tienen más dueño que el que ellos conocen. Hacia ello tienden" . COmo tu dices puede llegar a doler mucho pero merece la pena porqeu su magia, "sus aromas, sus matices, sus colores "...cuando lo encuentras hace que tenga sentido tu vida.
    Saludillos!

  4. tere — FORMATO_FECHA

Viaje de regreso


Un autobús plagado de personas. Más o menos cómodas. Algunos sentados, otros de pié, ojeando la ciudad o algún periódico. Mujeres y hombres mezclados. El autobús se dirige a... ¿Qué importa eso? Algunos hablan. La mayoría calla.

De repente, un hombre. Vestido de negro todo. Comienza a hablar. En voz alta. ¿Qué ocurre?

Al principio nada. Todos siguen a lo suyo. Pero en breves momentos algo cambia. El tono de su voz no denota locura. Muy al contrario tranquilidad. Camina despacio, agitado por los ires y venires del vehículo. Pero seguro. Habla mirando directamente a los ojos de cada uno. Alternando la vista, repartiéndola casi por tiempos iguales. Entonces la gente, gentes impersonales, comienzan a mirar al caballero.

No sólo lo miran. Lo escuchan. Les habla de la vida. De ese autobús y de ese momento único en el que un puñado mira y escucha a uno solo. Sigue avanzando hacia delante, lentamente. Sigue hablando y mirando, y los demás mirando y escuchando.

El tiempo se detiene y nadie sube ni baja del autobús. Los baches han desaparecido. El señor sigue hablando. Cuenta su historia de un modo extraño, particular. Algo místico vive en él, en su forma de contarlo. ¿Qué cuenta? Eso es lo de menos. Simplemente habla y le escuchan atentamente. Observan sus gestos, sus cejas pobladas, sus colores claros pastel, su calidez.

Lentamente llega hasta el final. Es el final del vehículo, el final de sus palabras y el final del trayecto. Todo se detiene en ese momento delante de una joven. El hombre la mira fijamente, más de lo normal. Ella lo ha seguido desde el principio de su discurso. Lo ha entendido.

Ella llora. Se da cuenta. Llora. “Hoy no voy a morir”, piensa. Ha entendido lo que ocurría. Tomó el autobús con la mente puesta en un puente, abandonado, como ella. Abandonado al paso del tiempo. Una idea ya desterrada. “Hoy no voy a morir” El resto del grupo también entiende interiormente que algo ha cambiado. Ven a la chica llorar suavemente. Poco a poco el ruido vuelve a apoderarse del lugar.

El primero en bajarse del autobús es el hablador. Gorra calada, negra también. Antigua. Los demás salen también. Algo ha cambiado, han entendido. Un día más.

La chica sale la última y con las manos en los bolsillos, llega al puente. Elige tirar por él una piedra. Regresa entonces a coger nuevamente el autobús. Otras personas, otros ruidos. Otro camino. En su pensamiento aquel hombre vestido de negro, todo negro.

TENIS SENTIMENTAL



"Será entonces que eres un cobarte" -catapúm- "quizá no merezca la pena" -pop, y devuelve el servicio a duras penas, dejándola bola muerta, a placer, en el centro de la pista- "¡Estúpido¡" -clac, con tanta rabia que casi yerra el golpe- "Mejor me callo" -pop- Y así acaba en un peloteo aburridísimo, cuando parecía que iba a ser un buen punto. Cuándo no, se enzarzan en dar un revés tras otro: "¿Que nombre le ponemos a lo nuestro" -revés- "Amistad, está claro" -revés- "¿Sólo amistad?" -revés- "¿Que quieres entonces? ¿Que nos demos la mano delante de todos?" -y entonces vuela peligrosamente una raqueta- Tie Break. ¿Otro Tie Break? Ya te dije que era un partido estrafalario y absurdo. Pero míralos, allí vienen. ¿Van cogidos de la mano? No. ¿No?
Demonios. ¡Van cogidos de la mano! No se les vé tán batalladores ahora. Han colgado las raquetas. Estos dos me van a volver locos. Pelotas nuevas. No entiendo nada. Disimula, que ya vienen. Juego, set y partido.

El origen del amor (The origin of Love).

De Jesús Ángel Varela.


Cuenta la historia que hace mucho, mucho tiempo, cuando la Tierra aún era plana, las nubes estaban hechas de fuego y las montañas alcanzaban hasta el cielo y en ocasiones más allá.

Unos extraños seres vagaban por ella, como barriles rodantes, con dos pares de brazos, dos pares de piernas y dos pares de ojos que miraban fijamente desde una enorme cabeza. Podían verlo todo a su alrededor, captar todas las maravillas del mundo y comprenderlas, y podían hablar mientras se maravillaban, con dos pares de labios, de esas mismas maravillas... Y no necesitaban nada más.

Pero eso fue antes de existir el amor. Antes del origen del amor. Esta es la historia.

Existían tres sexos entonces. Uno de ellos parecía como si hubieran pegado dos hombres espalda con espalda. Eran los llamados hijos del sol. Similares en forma eran las hijas de la tierra, como dos mujeres pegadas de espaldas. Y existían también los hijos de la luna, que se asemejaban a un tenedor y un cuchillo unidos, mitad sol, mitad tierra, mitad hermano, mitad hermana, o hijo e hija. También pegados por la espalda, un hombre y una mujer.

Ninguno de los tres sexos necesitaba nada más. Apenas ni alimentarse, y comprender las leyes superiores e importantes del universo, de la existencia, y conjugar con ellas.

Esto era antes del origen del amor.

Pero los dioses comenzaron a asustarse, a temer esa comprensión, esa falta de necesidades, eso que ellos entendían como soberbia era poco menos que un insulto para los todopoderosos. Envidiosos de la fuerza, la integridad, de los hijos del sol, la tierra y la luna.

Y una tarde oscura, triste y fría, reunidos algunos de éstos Dioses Thor dijo: “Los mataré a todos con mi martillo, como maté a los gigantes”. Pero Zeus dijo “No, mejor déjame a mi. Utilizaré mis rayos como tijeras, así corté las patas de las ballenas. Así convertí los dinosaurios en lagartos. Los cortaré por la mitad, de arriba abajo, justo por el centro” El resto estuvo de acuerdo. Agarró un puñado de rayos, a modo de lanzas. Y las nubes se cargaron de rojo, y del cielo cayeron alfileres cortantes como cuchillos y grandes bolas de fuego abrasador, cortando las carnes de los hijos de la luna, del sol y de la tierra.

Pero algún Dios Indio decidió intervenir, apiadándose. Cosió las heridas a tiempo, cerrándolas en un círculo, en mitad del vientre de lo que quedó de esos seres, para que recordaran el precio que pagaron una vez. Y Osiris y los Dioses del Nilo cosecharon una gran tormenta, que formó un huracán, que sopló dispersándolos a todos, lejos, para salvarlos y lavar las heridas, con grandes olas de mar y ríos de viento y lluvia. La maldición se oyó desde el cielo, sentenciando a carcajadas “Si no os comportáis, volveremos a cortaros otra vez por la mitad. Y sólo os quedará un ojo con que desafiarnos, y caminareis a pata coja, dando saltos”.

El origen del amor.

La última vez que te vi, estábamos los dos rotos por la mitad. Tu me mirabas. Yo te miraba, mientras nos alejábamos por primera vez. Tenías un aspecto familiar, pero no pude reconocerte, porque tenías sangre en la cara, y yo sangre en mis ojos. Pero juraría por tu expresión, que el dolor que sentías en tu alma, era el mismo que yo sentía en la mía.

Ese es el dolor, el miedo, que baja en línea recta, atravesando el corazón, eso es lo que llamamos Amor. Miedo a perder y alejarse.

Quisimos envolvernos con los brazos, volver a tener dos pares de labios, apretarnos tanto que volviéramos a ser uno, introducirnos uno en el otro, pasar a través y quedar unidos otra vez, espalda con espalda. Por eso hacemos el amor. Por eso ahora tenemos necesidades. Necesidad de encontrarnos, de completarnos. Eso es lo que llamamos Amor.

Fue una tarde oscura, triste y fría, hace ya mucho tiempo, cuando, por culpa de los Dioses nos convertimos en criaturas solitarias, de sólo dos piernas, dos brazos. De sólo dos brazos, dos labios, dos ojos y media alma. Y ahora no vemos más allá de nuestra única nariz. Y ahora ya no entendemos nada de lo que ocurre a nuestro alrededor. Y ahora necesitamos. Ahora buscamos, perdidos.

Esa es la historia del origen del Amor.

El origen del Amor (The origin of love).

Un consejo: Ved y escuchad “Hedwig and the angry inch” (todos los derechos reservados, supongo). Esto que acabáis de leer es una traducción e interpretación libre de la Canción “The origin of love” de “Hedwig and the angry inch”. Explica muchas cosas.

Comentarios



  1. Me parece una interpretaciòn extraordinaria.Sin palabras.Gran nananne — FORMATO_FECHA

  2. estoy de acuerdo.. me ha quedado mucho mas clara esta interpretacion que la propiatraduccion de la cancion.. ) Gracias por tener el esfuerzo de escribir todoesto. Bss


miriam — FORMATO_FECHA

De líder, al suelo. (arriba, a la izquierda).

Dos bandos. A un lado un nutrido grupo de policías, antidisturbios, como se les conoce. Todos de azul oscuro. Grandes cascos negros, grandes escudos. Tras ellos, más policía, esta vez con grandes rifles. Tras ellos, camiones también oscuros, repartiendo agua y más policía.

Al otro lado, jóvenes. Ropas raidas, descamisados algunos. Rubios, morenos, altas, bajos. Jóvenes. Demasiado jóvenes. Largas melenas, adornos... simples adornos.

Por un flanco logran adentrarse otros jóvenes, pero distintos. Bien vestidos, reportero y cámara al hombro. Corren (esquivando fuego, humo, piedras, pelotas de goma...) hasta un muchacho, en primera línea, que no para de dar saltitos. Media melena y corta barba, rubio, piel clara. Mangas cortas, pantalones gastados.

-“Amigo... amigo. ¿por qué haces esto”.
-“¿por qué? No se. Estaba harto en casa de mis viejos”.

El rubio no para de moverse, esquivando objetos, retrocediendo, lentamente ante el avance, inexorable, del frente. Un ojo en el joven reportero y otro en “la poli”.

-“No he entendido bien, ¿dices que simplemente estabas aburrido?” - El reportero acusa cierta falta de pericia o, tal vez, está más pendiente del intercambio de armamento entre ambos grupos.
- “No tío, no... es mucho más... Verás. Yo fui a votar y ¿dónde estan esos ahora? ¿quién me representa aquí? Solo yo. Es mi lucha”.
- “Entiendo. ¿Protestais contra la globalización? ¿cuál será vuestra próxima movilización?”
- “Iremos donde haga falta...”

No dio tiempo a terminar esa frase. Un potente chorro de agua a presión barrió la zona de derecha a izquierda. Ninguno de los tres se mojó.

- “Verás tio, cambiamos piedras por pelotas de goma, nada más, je je je” El rubio se volvió hacia sus compañeros alzando los puños y sin parar de sonreir. “Construimos nuestras ciudades para los autos, no para nosotros. No para los niños. Llevamos a nuestros hijos a aprender a estadios de futbol o frente a una pantalla, pero no a los colegios. En los colegios se va a pasar modelos” - Diciendo esto el joven alterado se apaciguó y miró fijamente al reportero. Continuó hablando con una extraña serenidad. “En las escuelas solo hay últimos modelos. De móviles, de piercings, de zapatos, de drogas, de violencia. Violencia último modelo. Y los profesores se dan de baja por depresión, y el resto les pagamos cómodamente, desde nuestros asientos... ¿no lo ves?”


El periodista abandonó la idea de que aquel muchacho posiblemente estuviera drogado y pensó, en medio del humo y los gritos, que aquello era buen material, que era él el que lo estaba haciendo bien. Los tres se movian nerviosos mirando de reojo la avazada de las autoridades, de azul.

- “Los obreros ya no tienen sangre en las venas, y acaban ciegos, o asmáticos, o sordos, o gordos. Sólo quieren lo mejor para sus hijos, y los hijos de sus hijos. Mientras tanto en esta calle hay un puñado de gente, sin más. La policia viene contra nosotros. En Europa, aquí, al Sur de Europa. Esta Europa que es la misma de los campos de concentración y los muros, esta Europa.”

El reportero y el cámara se apartaron un poco. ¿Habían terminado? El rubio seguía siendo el más adelantado de su grupo, desafiante, se agachó, cogió una piedra y la lanzó excesivamente lejos, con un movimiento ya acostumbrado, por detrás de la línea de los escudos transparentes. Después, siempre sin parar de dar saltitos, buscó con la mirada al cámara. “Levantensé y vengan, aquí está el problema, vamos, no miren a otro lado”. El cámara no perdió detalle. Ojos encendidos y muy abiertos, claros.

De repente, impredecible, algo.

Un leve y agudo silvido.

El muchacho, con la faz entre sorprendida, asustada y consciente del desenlace, se estremece. Los oidos quedan presos de un chasquido letal. El joven, en un acto reflejo, se lleva los brazos al vientre y se curva hacia delante muy rápido. Instantes después, entre los restos de humo, cristales y gritos, levanta la mirada. Lloraría si algo no se lo impidiese. Gritaría. Tampoco.

El periodista, del susto, suelta el micrófono que cae sin hacer ruido al sucio suelo. Duda si recogerlo o dirigirse al muchacho. Finalmente, temeroso, opta por lo segundo. Se acerca muy despacio. Para él han desaparecido ahora los golpes, ruidos, objetos volantes, los dos bandos. Todo. Sólo puede mirar el rostro del joven herido, no puede apartar la mirada, no puede casi moverse.

El herido sólo alcanza a susurrar varios quejidos. “Hay... ah... ah...” Cierra y abre los nerviosos ojos muy deprisa, apretándolos. No deja de abrazarse a si mismo. El dolor no es más que incómodo, pero un miedo atroz se apodera de el cada vez que la sensación de punzamiento asciende hasta su cuello.

Un tercer joven se les acerca, mucho más decidido. Los mira detenidamente y comienza a gritar y agitar los brazos, moviendo la cabeza en actitud negadora. Pronto acuden otros muchachos. El herido entonces, levanta una última vez la cabeza y su mirada choca contra la del periodista. Las piernas empiezan a flaquearle cada vez más deprisa. Cuando levanta una mano, ensangrentada, encuentra reposo en el hombro del debil periodista, que no puede dejar de mirar a los ojos del herido. Ambos, periodista y rubio malherido, doblan las rodillas sin apartarse la mirada.


En un momento, cuatro jovenes logran levantar el quebrado cuerpo del herido. El periodista queda allí, con una rodilla en el suelo. Quieto. Muy quieto.

De pronto, una lata de humo casi le roza la oreja derecha, pero el periodista ni se inmuta, en realidad no se ha dado cuenta. La lata va a parar cerca del grupo que transporta al herido, a escasos pasos aún del periodista.

Entonces, vencidos por el miedo, sueltan al chico, que cae pesadamente y queda casi de rodillas y apoyado sobre su hombro derecho. El periodista no entiende nada, ahora pensaba en lo desagradable que tendría que ser el tacto del suelo en el pómulo del joven. De pronto, casi tan rápido como pasó la lata, cuatro cuerpos grandes, vestidos de azul, pasan a su alrededor y se agachan alrededor del herido. Retiran la bomba de humo y comienzan a manipularlo.

Una mano grande, sin calor ni frio, se posa nuevamente en el hombro donde hace unos segundos estuvo una mano ensangrentada. Ahora si nota la fuerza. Casi al instante, otra mano le agarra de la axila y tira hacia arriba con una fuerza que al joven se le antoja imposible de vencer en ese momento.

El policía, detrás de un casco con visera echada, miró al muchacho asustado. Un rotro joven pero una mirada vieja. “¿Que haces aquí?”. -“Periodista, soy periodista”, acertó a decir el joven mientras, con el brazo que le quedaba libre se palpaba diferentes partes de su pantalón y camisa en busca de algún documento que apoyara sus únicas palabras. “Vamos, quitaté de en medio” respondió el policía. “¿Qué ha pasado?” preguntó el muchacho. “Yo solo hago mi trabajo, lo siento niño”. El muchacho no vió moverse los labios, ocultos tras el casco, pero si miró fijamente a los ojos del policía, cansados.

El joven periodista, en una inaudita recuperación, clamó al cielo. “¿Y el camara? ¿Dónde está mi cámara?”.

Comentarios



  1. Hola a tod@s.En primer lugar quiero empezar agradeciendo a Daniel Ramos por dejarme un hueco, una orilla, en su web. Siempre he querido "publicar" alguno de mis escritos y el amigo Dani lo ha hecho realidad. Gracias.En segundo lugar, y muy brevemente, quiero mostrar mi enorme alegría e ilusión con que acojo los innumerables comentarios que está recibiendo mi escueta obra. Gracias a todos. Es broma.Ahora, también brevemente y como prometí, paso a hacer algún comentario sobre mi propio escrito "De lider al suelo". Se trata simplemente de una especie de fotografía con palabras, de una escena cualquiera hecha literatura. En esta ocasión elegí el tema de las protestas contra la globalización a raíz de una noticia de hace ya tiempo, ocurrida en EE.UU.Pretendí comparar los distintos puntos de vista y enfrentarlos: Los manifestantes, la policía, y los reporteros que cubrían la manifestación. Indudablemente y muy a mi pesar, mi relato se decanta por el bando de los manifestantes. Digo muy a mi pesar porque pretendía que fuera algo más objetivo y mi impresión es que no lo conseguí, pero ahí queda.

    No quiero entrar en el fondo del asunto ni en el mensaje que expone el escrito. Eso lo dejo para cada cual. Espero que estas líneas sirvan a algún lector a dar un nuevo giro, una nueva lectura o interpretación al relato corto que es "De líder, al suelo".

    En el futuro, y en la medida de lo posible, cuando publique un nuevo escrito en la web, haré algún comentario sobre el anterior, por si puede resultar interesante.

    Muchas gracias a todos.Jesus "El teclista" — FORMATO_FECHA

  2. Qué crack el Jesule, que bien puesto se pone ante el teclado siendo un borracho pendenciero. Cubatis fugit.Turkana (Daniel) — FORMATO_FECHA

  3. Bueno para que no te quejes hare un pequeño comentario sobre tu escrito.
    Si que te decantas por un bando, de hecho es casi el único que se refleja ya que de los otros dos hay solo meras alusiones, incluso el periodista parece tambien un manifestante más.
    Respecto de las " criticas" a su longitud, bueno si es algo largo, a mi con el de Lisboa me paso igual, tal vez un medio como este, la " red" que ha llegado tan lejos por su rapidez e inmediatez, exija tambien más " rapidez" en sus aportaciones. Si nos sentamos en un sillón a leer un artículo o un libro pero tal vez ante el ordenador no tengamos esa paciencia.
    Un saludo


Patricia